Paul Fontaine

¿Enfermedad holandesa?

Por: Paul Fontaine | Publicado: Viernes 7 de enero de 2011 a las 05:00 hrs.
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¿Chile está con la llamada enfermedad holandesa (EH)? Esta se produce cuando la moneda de un país se aprecia por sobre su nivel de equilibrio producto de un boom momentáneo del precio de algún producto que exporta -generalmente una materia prima-. Con ello, los demás sectores exportadores o sustitutos de importaciones pierden competitividad y quiebran. El país se vuelve mono exportador y productor de bienes y servicios no transables; construcción, comercio, turismo, servicios, sector financiero, etc.

En mi opinión, Chile no está con la enfermedad holandesa, ya que el alto precio del cobre y otros minerales como el oro pareciera ser permanente y de largo plazo producto del crecimiento chino e indio. Considerando que Chile tiene reservas de oro y cobre para los próximo 100 años, el tipo de cambio de equilibrio debe ser más bajo que el histórico. Intentar mantener un tipo de cambio real más alto al de equilibrio genera pérdidas de bienestar para el país y transferencias de riqueza entre distintos agentes. Las más perjudicadas son las personas de menor educación y las de menor capital acumulado. Un país con una moneda subvalorada tendrá un superávit comercial crónico. Sus ciudadanos consumirán menos de lo que producen de manera agregada, accediendo a un menor nivel de vida. Por otra parte, los dueños de activos transables obtendrán rentas sobre normales, ya que obtendrán mayores precios a los de equilibrio por sus productos (exportadores y sustitutos de importaciones). En otras palabras, un dólar alto beneficia e incentiva a invertir más a los exportadores de cobre, oro y al sector transable como un todo. Esto acrecienta el problema de asignación de recursos hacia el sector transable, generando un circulo vicioso, cada vez más difícil de contener.

Cuando el país internalice -por la fuerza de la realidad- que el tipo de cambio tiene que ser más bajo que el nivel actual, habrá efectos en los precios de activos. Ciertos exportadores eficientes seguirían siendo rentables con un tipo de cambio real menor al actual y otros quebrarán. Por ello, los precios de los activos productivos transables bajarán, algunos costos se ajustarán y las nuevas inversiones en dichas actividades serán rentables. Por ejemplo, si los precios de la tierra bajen a su valor económico las actividades ligadas a la tierra serían rentables. Una baja del precio de la tierra al 50% de su valor actual en UF hará que la agricultura y sector forestal sean rentables, incluso con un dólar a $ 400. Algunos fundos de menor tamaño se juntarán para obtener mayores economías de escala. Las minas de cobre y oro de menor ley tendrán que cerrar, etc.

El dilema que enfrenta Chile es que si el dólar flota libremente y el cobre baja abruptamente de precio; el tipo de cambio en ese instante tendrá que subir fuertemente, produciéndose una costosa reasignación de recursos desde el sector no transable al transable. La manera de hacer que este ajuste no sea tan brusco es con ahorros externos para financiar el desequilibrio inicial -déficit comercial- que sufrirá el país. La pregunta relevante es ¿quién sabe cuál será el precio del cobre a futuro? ¿tiene mejor información el gobierno y sus burócratas que el mercado? La respuesta es que nadie sabe cuál será el precio del cobre en el largo plazo, y los burócratas no saben más que el mercado. En vista de la incertidumbre que existe respecto al precio futuro de cobre, es conveniente mitigar este riesgo, tomando tres medidas. La primera -que fue anunciada esta semana- acumular más reservas por si viene un período de vacas flacas. Para ello es adecuado que el Banco Central (BC) compre dólares, subiendo el tipo de cambio en el corto plazo. Los efectos sobre el tipo de cambio serán limitadas tanto en duración e impacto. Esta mediad equivale a tomar un seguro contra bajas en el precio del cobre; y, como todo seguro, tienen un costo asociado que es la diferencial de tasa que deberá pagar el BC entre la captación y colocación de fondos. La segunda medida es que el Estado ahorre vía más austeridad fiscal una mayor proporción de los excedentes de cobre. La tercera medida mitigadora del riesgo cobre sería vender una parte de Codelco e invertir dichos recursos en mejor educación e infraestructura, aumentando la competividad de largo plazo de Chile. Estas inversiones son rentables y además del sector no transables de la economía.

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